Adoraban al dios Kokopelli y a los Kachinas, espíritus invisibles.
Existian ceremonias colectivas destinadas a invocar a los espiritus para que protegieran a la comunidad.
El mantenimiento de la armonía con el mundo natural era clave para la supervivencia de estos ancestros. La observación cuidadosa del sol, la luna y las estrellas era esencial para la planificación de actividades como la época de siembra y cuándo prepararse para el invierno.Los rituales se enfocaban en eventos anuales como el solsticio de invierno o el principio de la temporada de cosecha. Durante la primavera y el verano, se dedicaban casi exclusivamente a la agricultura y la recolección de plantas silvestres; durante el otoño y el invierno, se dedicaban a la caza. Sus conceptos y eventos religiosos estaban asociados a estas tareas.
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